viernes, 21 de septiembre de 2018

¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?


"No de la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero, sino de sus miras al interés propio, es de quien esperamos y debemos esperar nuestro alimento" decía Adam Smith, padre de la ciencia económica. Pero, ¿realmente era del interés propio del carnicero de quien el señor Smith obtenía sustento en forma de jugoso filete? ¿Había alguien más implicado en el trabajo de ir a la carnicería,escoger una buena pieza, cocinarla y ponérsela en el plato al bueno de Adam? El cuento de la economía como nunca antes te lo habían contado en el libro ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?.

Es curioso cómo la mente del Homo economicus por excelencia obvió en su gran teoría económica (que acabaría rigiendo el mercado capitalista) el viaje que daba su filete desde la carnicería hasta aparecer cocinado en su mesa. Y no sólo eso, también obvió que, hasta que llegó a ser adulto, economista y un montón de cosas más, alguien cuidó de él, le alimentó, le educó, le proporcionó protección y cariño. Incluso de adulto siempre tuvo a su madre cuidándole, ya que vivió su vida dependiendo de ella.

Se olvidó del amor desinteresado, representado prácticamente en su totalidad por las mujeres que les proporcionaron lo imprescindible para seguir vivos y desarrollarse. Si Adam Smith hubiese sido capaz de ver más allá de la punta de su nariz, habría concluido que todo lo que él era e hizo, igual que en el caso del panadero o del carnicero, era posible no por el interés propio de ELLOS, sino por el amor desinteresado de quienes les criaron y educaron.

Por eso, querido Sr Smith, el motor de la economía, de la sociedad, del mundo, no es el interés individual. El verdadero componente imprescindible de todo esto es, como ya hemos dicho, el amor desinteresado.

Un libro muy ameno y deconstructivo que puedes encontrar en librerías feministas.

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